Las fachadas translúcidas se componen de paneles «acristalados» ligeros que se utilizan en el exterior de los edificios, protegiendo la construcción del daño del clima, la humedad y la erosión. Su composición de microceldas de policarbonato entrega una luz suave y naturalmente difusa, integrando una amplia gama de colores, brillos y opacidades.
Al contar con sistemas de conexión a presión, que aseguran que el aire y el agua no puedan penetrar en el edificio, las fachadas translúcidas ofrecen un equilibrio óptimo entre la dinámica solar y térmica, ayudando a proteger los edificios de fugas, humedad y daños climáticos. Además, son duraderas y flexibles porque están diseñadas para expandirse y contraerse a medida que las temperaturas suben y bajan, por lo que no se agrietarán ni romperán.
Están consideradas flexibles también porque pueden incluir un espacio de aire que proporciona la ventilación natural, donde, gracias al aislamiento, el edificio permanece libre a la humedad y las laminas de policarbonato defienden la estructura frente al clima.
Nota: imagénes obtenidas por <www.Archdaily.cl>